sábado, mayo 19, 2018

"A thousand splendid suns"

Novela escrita por Khaled Hosseini, publicada por la editorial Bloomsbury en el año 2007.

Situada en Afganistán desde 1974 hasta 2004, cuenta la historia de Mariam y Laila, dos mujeres unidas por el destino, ya que están casadas con el mismo hombre, que a pesar de su rivalidad inicial forjan una amistad imperecedera. Dos mujeres que deben luchar contra la opresión que sufren por parte de su marido, de los talibanes y de la guerra en la que se sume el país. Dos mujeres forjadas en la adversidad que no pierden la esperanza de un futuro libre y en paz.

El autor de "The kite runner" vuelve a situar la historia de su novela en Afganistán. En esta ocasión la voz se la da a dos mujeres a las que la vida les pone a prueba una y otra vez. Son opuestas, ya que una ha aprendido desde pequeña que no es nada, mientras que la otra ha crecido con amor y esperanza y ambos le son arrebatados. Mariam es la resignación, Laila la esperanza. Pero cuando eliminan la barrera que las separa, se dan ánimo y fuerza mutuamente. Vuelven a recuperar la dignidad. Y a pesar del horror que las rodea, encuentran refugio y solaz. 
El libro es duro por la historia en sí y porque sabes que en muchas partes del mundo es una realidad. Te hace pensar en lo terribles que podemos llegar a ser los seres humanos y al mismo tiempo la fortaleza y la bondad que algunos muestran en las situaciones más difíciles. 
La guerra es terrible y aunque se hable de vencedores y vencidos, creo que todos los bandos son perdedores. Porque en el momento que por cualquier motivo (raza, religión, género, creencias....) una persona se cree superior a otra, cuando una persona es o se dejar anular por otra, el ser humano pierde su decencia. Y sin honradez y moral no somos nada.

Al principio me costó leerlo porque en algunos momentos se hace pesado, pero el último tercio, cuando Laila y Mariam se unen, es lo que hace que el libro merezca la pena. Porque en ese momento ambas recuperan su valía y se abre un claro de esperanza. 

La realidad es la que es, pero el cómo la afrontamos es lo que marca la diferencia.

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