Kwei-Ian es la hija de una importante familia china muy apegada a las tradiciones, que contrae matrimonio con un joven que ha vivido en occidente y por lo tanto ha adoptado costumbres distintas a las que ella conoce. Ello le creará bastantes conflictos y le hará plantearse lo que hasta ahora creía que era la única verdad.
Encontré el libro en una venta solidaria y el título me llamó la atención. De esas ocasiones en las que piensas: puede ser interesante. Y acerté.
Me parece que está muy bien explicado el contexto en el que transcurre la trama. Cómo viven y piensan, cómo ven occidente...cómo los chinos que han emigrado y vuelven ya no conectan igual con las antiguas tradiciones del país que los vio nacer. Y allí surge el conflicto, porque se forma una brecha entre los mayores y los jóvenes que ya no se puede cerrar. Y en medio de todo ello está Kwei-Ian, que siempre ha seguido las órdenes de su madre y que, al casarse y descubrir otras formas de pensar y hacer las cosas, debe tomar la decisión sobre qué camino seguir.
Una novela bastante bien escrita que nos enseña más sobre el gigante chino y cómo no siempre es fácil unir occidente con oriente.
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